martes, 20 de octubre de 2009

PUNTO Y APARTE


Mientras intentamos parar la pelota, recomponernos de tanta violencia inútil y muertes evitables, descubrimos que de pronto la genitalidad explica la realidad argentina.
Diego Maradona apeló a la oralidad sexual para denostar a sus detractores. El reelegido diputado bonaerense Francisco De Narváez aseguró que, en su paso por los pueblos, le agradecen haber sodomizado electoralmente a la pareja gobernante.
Me tomaron en falta. Por más que me guste (y mucho) Henry Miller, no se me ocurre ninguna metáfora hot para empardar tamañas audacias dialécticas, en este país hilarante, salvaje y seductor, donde pareciera que la más apta para analizar la realidad política podría ser Alessandra Rampolla.
Personalmente, prefiero a Andrés Calamaro, quien se adelantó unos cuantos años a este vergonzante cachivache que algunos llaman coyuntura, cuando escribió su canción “Punto argentino”:

No hay peor argentino que su propio asesino
No hay argentino mejor si no hay otro peor
Si no tengo historia ni tengo tradición,
será que no tengo memoria, pues, ni mucho corazón
Si soy del interior no estoy adentro,
qué futuro me espera si gobiernan desde afuera
En la Capital combatiendo el capital,
el orgullo nacional es ganar un Mundial en la Monumental
Somos los argentinos en tercera persona,
será que estamos en la lona, que nos quieren boxear
¿Te digo quiénes son los argentinos de las argentinas?:
los que se llevaron a ninguna parte o a las Malvinas
Si las islitas son argentinas y hablan inglés,
¿qué queda para los demás de la parte de atrás?
Somos los argentinos los que nunca vinimos,
y si no me puedo quedar, la luna y el río me van a llorar
¿Viste cuántos países que ya no existen?
Teníamos por costumbre las costumbres con gran dignidad
y cuatro puntos cardinales, porque menos no es cardinal
¡Ése es el punto argentino!