martes, 28 de abril de 2009

LA CULPA ES DE LOS MEDIOS


Todo tiene un límite.
Aunque a veces parece que no.
La exasperada puesta en escena del copresidente de facto Néstor Kirchner pronosticando que, si el Frente para la Victoria pierde los comicios del 28 de junio, “el caos de 2001 volverá a instalarse en la Argentina”, es una apelación tan desesperada como ridícula.
Otra vez “nosotros o el caos”.
La misma pregunta: entonces, ¿el kirchnerismo es el orden?
Palos para la oposición, supuestos logros de su gobierno y el de su mujer (¿no son la misma cosa?), condena retórica al neoliberalismo que, según Kirchner, volverá a reinar en la Argentina en caso de una derrota oficialista, formaron parte del neurótico discurso de Néstor I.
Con lo cual debemos inferir que, en estos momentos, nuestro país florece en medio de una economía socialista, en la que impera una equitativa distribución de la riqueza, una excelsa atención para la salud pública y un impecable panorama de alfabetización.
Seguramente por maldad, los medios periodísticos, que ya sabemos que distorsionan todo logro kirchnerista por simple antipatía con la monarquía patagónica, ubican la epidemia de dengue dentro y no fuera de las fronteras de la Argentina, dan cuenta de una deserción escolar que no es tal y en el interior no muere gente por desnutrición, sino por simple vejez.
Esos mismos medios hablan de una estafa moral, que consiste en armar listas oficialistas para el 28 de junio, encabezadas por candidatos que no van a asumir.
Con toda la inquina que son capaces de acumular, lanzaron la versión que la cantante y actriz Nacha Guevara habría aceptado sumarse a las listas vergonzantes (eufemísticamente llamadas “testimoniales”), no para cantar sino para disputar una banca en el Congreso. Donde a lo mejor decide ir (con los “testimoniales” nunca se sabe), aunque quizá tan sólo para representar en la Cámara Baja “Eva, el gran musical argentino”, en el que demostró que sí tiene aptitudes artísticas. Sus potenciales atributos políticos son una incógnita.
Kirchner, tan crítico del ex presidente Carlos Menem (que “farandulizó” la política argentina en los ’90), ahora lo remeda impúdicamente.
Entre Ricky Maravilla y Nacha Guevara hay diferencias en cuanto a estilos y calidades musicales. Políticamente, los dos ostentan el mismo grado de improvisación. Entonces podría pensarse, siguiendo la lógica kirchnerista (para lo cual es necesario hacer un gran esfuerzo intelectual) que antes del resultado del 28 de junio y pase lo que pase, Kirchner retrotrajo la política argentina al mamarracho noventista que dice criticar.
No es todo.
Harta ver la propaganda proselitista del actual Jefe de Gabinete, Sergio Massa. En el spot, extenso y por ende muy costoso, el hombre de Tigre intenta persuadir al espectador que en su municipio se vive mejor que en Berna.
Es tal la limpieza de los hospitales, la magnificencia de los campos de deportes, el cuidado de la salud pública, el estado impecable de las escuelas, que no me explico cómo desde Capital Federal y distintas ciudades del Conurbano bonaerense no se produce un éxodo masivo hacia la República de Tigre.
Pero hay algo que no queda claro. La exaltación de la figura de Massa, ¿hacia dónde apunta? ¿A sus logros como intendente de Tigre, aunque se encuentra de licencia para poder desempeñarse como Jefe de Gabinete? ¿A su futura presentación en la lista “testimonial” junto con Kirchner y Nacha Guevara, donde tampoco asumirá como legislador en caso de ganar, ya que es ministro en ejercicio? ¿O pensará renunciar a la jefatura de Gabinete y transitar por el Parlamento?
Difícil que el chancho chifle, solía decir el paisano. Aunque claro, la evocación campestre tal vez irrite aun más a la huestes K.
El inefable diputado del FPV y ex piquetero Edgardo Depetri sumó su excelsa luz intelectual al tema de la candidatura de Nacha y afines: “Si sirve para sumar, está bien”, resumió. El fin justifica los medios, en definitiva.
La noción que tiene el kirchnerismo de la democracia es, cuanto menos, difusa.
No recuerdo quién, dentro del elenco oficial, definió a Luis D’Elía como “un gran intelectual”.
Convendría presentárselo al filósofo español Fernando Savater, quien anda de visita por Buenos Aires para la Feria del Libro, así el ibérico puede llevarse una cabal y directa impresión de la inteligencia vernácula.
Seguramente, la persecución mediática a la intelectualidad kirchenerista fraguó, hace casi un año, imágenes de un personaje muy parecido al profesor piquetero golpeando cobardemente por la espalda a un jubilado indefenso, que osó manifestarse en contra del pensamiento iluminado.
El mismo personaje fraguado (muy bien fraguado; tanto que parecía el mismísimo D’Elía) que un rato después hacía una patoteril entrada en la Plaza de Mayo, atestada de manifestantes anti K, “para recuperarla para el pueblo”.
Algo habría que hacer.
En esto de inventar y manipular información, los medios de prensa no tienen límites.

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